- Un poco de historia musical, Silvio Rodríguez compositor, músico, cubano de corazón.
“Es una canción de marketing, de precios. Y para que nadie se imagine que soy santo, voy a poner el mío (por ahora): el levantamiento del bloqueo a Cuba y la entrega incondicional del territorio cubano que E.E.U.U. usa como base naval en Guantánamo”. Ese mensaje que aparece en el librito del disco ‘Silvio’ (1992) sirve de epígrafe para el track 8 de aquel LP: ‘El Necio’, una de las canciones más reconocidas de la vasta obra que ha creado el cantautor cubano -quien este 29 de noviembre cumple 70 años de vida-, y que funciona como una especie de editorial respecto a su postura ante la Revolución Cubana.
Compuesta en 1991 en La Habana, en pleno “periodo especial”, ‘El Necio’ es una canción que habla sobre algo parecido a la consecuencia, pero que Silvio prefiere definir como “necedad”. En una entrevista con la Radio Nacional de Venezuela, concedida tras la publicación de su noveno álbum de estudio, el músico se refirió a la historia detrás de este neohimno de la música latinoamericana. “Cuando escribí ‘El Necio’, estaba pensando en Fidel y, hasta cierto punto, en mí”, comienza su relato Rodríguez.
“Lo que me llevó a escribir fue el ambiente ideológico de fines de los ’80, principios de los ’90, el derrumbe del campo socialista. Ya estaba la glásnost en la Unión Soviética y se veía que aquello apuntaba hacia algo catastrófico. Hubo varios periodistas en La Habana que me preguntaban por qué no me pronunciaba al respecto. Y yo pensaba, sigo pensando y siempre pensé igual, que no tengo tampoco por qué pronunciarme acerca de cada cosa que sucede. Ese no es mi oficio, no es mi trabajo. A veces no tengo nada que decir, o se está produciendo todavía un proceso de acumulación necesario para que en algún momento se convierta en expresión y brote. Mientras tanto, no puedo hacer nada, ni forzar las cosas, porque no me sale una buena canción”, relató.
Pero la verdadera razón que llevó al trovador a escribir esta canción fue un hecho puntual que le ocurrió en el aeropuerto de Miami, mientras hacia escala camino a Puerto Rico, donde le hicieron tira su instrumento. “Me rompieron una guitarra. Fueron cubanos que trabajaban en el aeropuerto quienes le saltaron encima. Culpa mía creo yo, porque tenía una pegatina de Fidel y una bandera cubana, y no me dio la gana de quitarlas. Digamos que me lo busqué. Cuando llegué a Puerto Rico, escuché en la radio un programa desde Miami donde decían que la contrarrevolución estaba muy decaída porque habían pasado los revolucionarios ‘fulano’ y ‘mengano’, entre ellos yo, por Miami y en otra época nos hubieran arrastrado, hubieran limpiado las calles con nosotros”.
“Yo tenía noticias de que a veces había manifestaciones de agresividad, lo había leído, me lo habían contado; pero en mis huesos, en mi carne, nunca había sufrido una amenaza pública de esa envergadura. ¿Cómo puede uno provocar tanto odio en canciones que ni una sola habla del odio?”, apuntó el músico. El episodio lo marcó tanto que finalmente decidió componer algo basado en aquella experiencia, eso sumado al “periodo especial” que vivía la isla producto del derrumbe de la Unión Soviética y a la incertidumbre del proceso cubano en un contexto global -donde parecía que el capitalismo había ganado- crearon “la química necesaria para hacer ‘El Necio’”, explica Silvio.
Hay versos de la canción que son sumamente ilustrativos, como aquel que dice “yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro”, dando cuenta de la fe en el ser humano por sobre lo divino, concepto al que le resta importancia en el coro para afirmar que “yo me muero como viví”. O las estrofas iniciales, donde se pone en un escenario donde Estados Unidos avasalla en una guerra con Cuba y le ofrecen la rendición a cambio de beneficios personales. Ante eso, el hablante lírico se muestra incorruptible:
Para no hacer de mi ícono pedazos,
para salvarme entre únicos e impares,
para cederme un lugar en su parnaso,
para darme un rinconcito en sus altares.
Me vienen a convidar a arrepentirme,
me vienen a convidar a que no pierda,
mi vienen a convidar a indefinirme,
me vienen a convidar a tanta mierda.